Las mejoras estructurales en viviendas existentes pueden reducir el consumo de calefacción hasta un 40%

El Ente Vasco de la Energía ha realizado un estudio sobre la utilización de la energía en el sector doméstico de Euskadi, sector clave en el contexto energético actual. El consumo doméstico supone un 8% de la demanda energética vasca y el 15% de la factura, es decir, unos 856 millones de euros.

La evolución de los hábitos de vida y de consumo de la sociedad vasca está favoreciendo el aumento del consumo energético de las viviendas, a pesar de las mejoras en la eficiencia energética. Las unidades familiares son cada día más pequeñas, por lo que se está incrementando el número de viviendas principales y se demanda un mayor grado de confort en los hogares, lo que se traduce en más equipamiento, y por tanto, en más consumo de energía.

De cara a contrarrestar este aumento del consumo, desde la Administración se destinan ayudas a la renovación de las viviendas (rehabilitación, cambio de ventanas o de electrodomésticos), se adapta la normativa para que los edificios nuevos o rehabilitados sean más eficientes y se realizan diferentes campañas de concienciación para un uso más racional de la energía.

Para que estas actuaciones sean más efectivas y teniendo en cuenta que los costes energéticos de los combustibles y la electricidad en los hogares son cada día mayores, resulta necesario conocer en detalle el modo en el que se consume la energía en la vivienda.

El consumo de energía por vivienda en Euskadi supone 1.000 € anualesEste ha sido el objeto del estudio, para lo cual realiza un análisis de la situación actual del parque de viviendas de Euskadi. Se trata de un parque principalmente urbano y costero, con una antigüedad media de 39 años. La construcción ha sido uno de los sectores más castigados por la actual crisis económica y ha hecho que el ritmo de construcción de vivienda en Euskadi haya disminuido a niveles de hace 20 años.

El consumo energético de una vivienda está condicionado por diversos factores, como pueden ser las dimensiones y soluciones constructivas de la vivienda, los sistemas de calefacción, agua caliente sanitaria e iluminación, y las fuentes de energía empleadas, así como los usos de las mismas (alrededor del 40% del consumo energético corresponde a calefacción). El estudio analiza estos parámetros de cara a obtener una descripción detallada del sector residencial vasco. Cabría destacar el importante avance de los electrodomésticos más eficientes y un consumo muy presente y a menudo desconocido, como es el standby, que puede llegar a representar el 7% del consumo eléctrico de una vivienda.

En cuanto a los tipos de energía empleados, el gas natural se ha ido introduciendo progresivamente en el consumo doméstico hasta llegar a ser el principal combustible utilizado. En 2011, el consumo medio anual de gas natural por vivienda en Euskadi fue de 5.930 kWh, mientras que el de electricidad fue de 3.370 kWh. Otras energías menos empleadas son el gasóleo y los GLP. En el conjunto de todas las energías, una vivienda vasca consume al año el equivalente a 0,69 toneladas de petróleo. En lo que a las energías renovables se refiere, su uso en la vivienda está cada vez más extendido, aunque todavía sólo supone el 5,3% del total.

La antigüedad de la vivienda es un factor clave en la pérdida de energía en forma de calor. Un edificio construido antes de 1979 y sin reformar tiene una demanda en calefacción alrededor de 2,8 veces superior que otro construido después del año 2007. Es por lo que existe un potencial global de reducción del 40% del consumo en calefacción por mejoras estructurales reformando toda vivienda anterior a 2007. El futuro del sector residencial se encuentra estrechamente ligado a la eficiencia energética de edificios. La pendiente transposición a la legislación española de la Directiva europea de 2002/91/CE sobre el certificado energético en viviendas exigiría que todos los edificios existentes, cuando se vendan o se arrienden, dispongan obligatoriamente de un certificado de eficiencia energética.

Un hito destacable en la evolución del consumo de energía en viviendas será la aplicación de la Directiva 2010/31/EU, relativa a la eficiencia energética de los edificios, que introduce el concepto de “Edificios de consumo de energía casi nulo”. Es decir, edificios de muy alta eficiencia, cuya necesidad de energía es cubierta, en su mayor parte, por fuentes renovables de energía.

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