Las carreteras de hormigón son más seguras, estables y proporcionan una mayor visibilidad en circunstancias climatológicas adversas
En este sentido, el uso de hormigón en los pavimentos de las carreteras con tráfico pesado, como camiones y vehículos de gran tonelaje, y que soportan condiciones climatológicas extremas suponen un ahorro a largo plazo del 80% del gasto en mantenimiento y conservación.
En Aragón, el tramo de la N-330 que atraviesa el Puerto de Monrepós o la A-2 son ejemplos de carreteras de hormigón. Este tipo de vías tienen un mantenimiento más económico, son más estables y, con el frío, el pavimento es más fiable. Soportan mucho mejor el hielo o la sal con lo que se evitan los baches en la superficie. Proporciona mayor seguridad y comodidad en la conducción, más resistencia al deslizamiento, minimiza el aquaplaning y mejora la visibilidad. Se ha comprobado su dureza en el tiempo por lo que la durabilidad es mayor que otras soluciones tradicionales, reduciendo el mantenimiento y mejorando la seguridad vial, sobre todo en invierno.
De hecho, así lo certifican estudios internacionales como el elaborado por la Asociación Mundial de la Carretera (AIPCR) que destaca las cualidades de durabilidad y seguridad en los viales de hormigón. En la actualidad países como EE.UU, Brasil, Argentina, Méjico, Guatemala, El Salvador y Alemania son las regiones que utilizan de manera más frecuente esta solución para sus carreteras.
Otros estudios certifican que este material ahorra combustible a los vehículos pesados, desgasta menos las ruedas y emite menos calor. Los vehículos pesados consumen un 6,7% menos de combustible cuando circulan por pavimentos de hormigón que cuando transitan por otros tipos de firmes. Esto puede representar a lo largo de la vida útil de una carretera de tráfico intenso una notable diferencia referente al consumo de combustible fósil y emisiones de gases contaminantes.