El 95% de la edificación existente requiere actuaciones de eficiencia energética

El uso de la energía se ha convertido en uno de los principales factores de competitividad en el sector de la construcción  y jugará un importante papel en el urbanismo del futuro según Javier García Breva

El uso de la energía se ha convertido en un factor de competitividad en el sector de la edificación pues constituye una parte significativa de los costes de explotación de un edificio y la tendencia es que aumentará por el incremento de los precios de la electricidad. Esta es la principal conclusión del tercer Desayuno de Prensa Tendencias IPM en energía organizado por IMEDIA bajo el título “Nueva economía de las ciudades”.

Según los datos aportados por Javier García Breva, Presidente de N2E y la Fundación Renovables, el primer balance de los certificados energéticos realizados concluye que el 95% de la edificación existente requiere actuaciones de eficiencia energética y que el potencial de ahorro de energía que existe entre una calificación energética G y otra A es de un 80%. “Indudablemente, estas cifras suponen una excelente oportunidad de actividad y empleo que no hay que desperdiciar. La normativa más reciente obliga a elevar la calificación energética y se pretende facilitar la rehabilitación energética de edificios como instrumento no solo de reducción de los costes de la energía sino también de reactivación del mercado” aclara este experto en energía.

La inmensa mayoría de nuestro parque de edificios no cumple con los parámetros mínimos de eficiencia energética. A partir de la Ley 8/2013 la certificación energética formará parte del Informe de Evaluación del Edificio (IEE), el incumplimiento de sus recomendaciones constituirá infracción urbanística y se sancionará el falseamiento de sus datos. “Se trata de que la actividad inmobiliaria y de la construcción pase del exclusivo negocio financiero a la economía real. Es el poder transformador de la energía”, comenta Javier García Breva.

Como consecuencia, el mercado empieza a apostar por la calificación energética como un instrumento que incorpora valor añadido e innovación tecnológica revalorizando el edificio y mejorando su posicionamiento en cualquier tipo de operación. Nace así una nueva especialización productiva asociada a un perfil nuevo de consumidor que va a exigir, a partir de ahora, una edificación y un urbanismo con los menores costes energéticos.

La normativa europea ha comenzado a ser traspuesta al ordenamiento jurídico nacional y la mayor o menor calificación energética va a condicionar casi todas las decisiones, haciendo necesario que la gestión energética se convierta en una parte importante de la gestión de edificios.

La eficiencia energética como una nueva especialización productiva que contribuirá al crecimiento de la economía y del empleo

El impacto económico y social del desarrollo de la eficiencia energética y la rehabilitación del parque de edificios existentes es muy importante. La previsión que hizo el PAEE 2011-2020 es que el cumplimiento del objetivo europeo de reducir un 20% el consumo de energía en 2020 supondría multiplicar por tres la facturación y el valor añadido del sector de los servicios energéticos en España y la creación de 500.000 nuevos empleos en una actividad clave para reducir el coste energético de millones de consumidores finales y de cientos de miles de edificios.

La eficiencia energética puede movilizar 4.000 M€ de ayudas europeas en los próximos siete años

Entre las grandes prioridades para los presupuestos europeos en el periodo 2014-2020 se encuentra la eficiencia energética de edificios a la que se dedicará obligatoriamente el 20% de los fondos FEDER. Esto significa que España, sumando al FEDER las iniciativas de los programas HORIZON 2020, puede disponer en los siete próximos años de hasta 4.000 M€  para respaldar los proyectos de eficiencia energética.

“España ha sido un excelente ejemplo de aprovechamiento de los fondos estructurales para ejecutar infraestructuras y proyectos intensivos en “cemento”, ahora debemos ser capaces de hacer lo mismo con los proyectos de innovación. El potencial de ahorro de energía resulta ser ahora un potencial de riqueza por explotar y un valor añadido para el sector inmobiliario y de la construcción”, concluye Javier García Breva.

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