El 93,6% de la superficie de la Cataluña, lo que equivale a más de tres millones de hectáreas, es suelo no urbanizable

En suelo no urbanizable, es decir, aquel que el planeamiento considera inadecuado para el desarrollo urbano, bien sea porque tiene un régimen de protección especial, por incompatibilidad con las necesidades de la construcción o porque se reserva para ubicar algunos sistemas sólo se permiten ciertas construcciones compatibles con sus valores.
Las demarcaciones con mayor porcentaje de su superficie considerada no urbanizable son el Alt Pirineu y Aran, con un 99,2%, y Poniente, con un 97,3%. La demarcación más urbanizada es el ámbito metropolitano de Barcelona, donde aún así el 74,2% de la superficie es no urbanizable.
Las posibles actuaciones en suelo no urbanizable representan el 38% de los expedientes que analizan las comisiones territoriales de urbanismo. El 89% de los proyectos se refieren a la rehabilitación de masías y casas rurales; actividades rústicas con edificaciones grandes, y actuaciones de interés público, tales como instalaciones deportivas, de ocio, equipamientos y redes de distribución.
Estos datos se han presentado en el marco de un simposio dedicado al suelo no urbanizable organizado por la demarcación gerundense del Colegio Oficial de Arquitectos de Cataluña (COAC) en el marco del Congreso de Arquitectura que el mismo COAC impulsa este 2016. el consejero de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull, ha hecho la clausura este viernes en Girona, mientras que el director general de Ordenación del Territorio y Urbanismo, Agustín Serra, ha sido el encargado de una de las conferencias de la jornada.
Un nuevo enfoque
Durante su intervención, el consejero ha puesto de manifiesto las diversas carencias detectadas en el tratamiento del suelo no urbanizable. Así, hasta ahora se ha calificado sólo en función de su tipología (bosque, agrario, etc.) y recientemente se han incorporado al planeamiento valores como el ecológico, de protección del freático, prevención de riesgos o conector de espacios de alto interés natural.
Rull ha explicado el giro que supondrá la Ley de territorio que prepara el Departamento y que representa repensar todos los instrumentos y el enfoque del planeamiento territorial y urbanístico, dado que hará “un planteamiento holístico del país” . La ley apostará por una planificación supramunicipal de los espacios abiertos, superando los límites administrativos, y para una mejor gestión del parque construido en suelo no urbanizable.
En este sentido, el consejero de Territorio y Sostenibilidad ha expuesto que “la Ley sobre cambio climático, Ley del territorio y Ley de arquitectura son las tres herramientas que estamos desarrollando y claves para el futuro del país” . Rull ha remarcado que “hay que afrontar el concepto de resiliencia a desastres y el cambio climático” y que todos estos conceptos “son básicos para pensar en grande, ser ambiciosos” .

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